En muchas empresas valor de los intangibles supera el de los tangibles, por ello se requiere de procedimientos adecuados de valoración.
A principios de los 80´s se estimaba que el 70% del valor de las empresas estaba conformado por activos tangibles y el 30% por intangibles. Pero, 20 años después, la relación se había invertido. Actualmente nos encontramos con que, algunas de las empresas mas importantes, prácticamente carecen de activos tangibles.
Para realizar estas estimaciones, consideramos que la diferencia entre el valor de mercado de una empresa y su valor en libros (activos tangibles), equivale al valor de sus intangibles.
Estos intangibles tan valiosos, están conformados por las marcas, patentes, concesiones, derechos de autor, acuerdos de negocios, licencias, cultura corporativa, competencias del personal y un largo etcétera.
Sin embargo, a pesar de su importancia, no se han diseñado métodos adecuados para su valoración y se encuentran sujetos a una enorme variabilidad.
¿Cuánto vale una patente para producir un medicamento con el cual es posible curar el cáncer?
Y ¿Cuánto vale si las agencias de salud deciden prohibir su comercialización?
Lo mismo puede decirse de un terreno sobre el cual tenemos, o no, autorización para construir; un equipo directivo que decide renunciar o un acuerdo de distribución que es anulado.
En la actualidad nos encontramos con otros intangibles quizás aún mas difíciles de medir: ¿Cuánto valen 500 millones de usuarios? ¿Vale lo mismo un usuario de LinkedIn que uno de Twitter?
¿Un fan en Facebook vale lo mismo que un seguidor en Twitter? ¿Un «me gusta» lo mismo que un «re-tweet»?
¿Y si las redes sociales modifican sus políticas de uso, impidiéndonos o dificultándonos el acceso a este público?
¿Acaso no es mas valioso un usuario afiliado a nuestra web?
¿Preferimos la «viralidad» que nos ofrecen los usuarios de las redes sociales o la seguridad y contacto directo de los usuarios de nuestra web?
Un ejemplo reciente que muestra la dificultades para valorar los usuarios, la marca y otros bienes intangibles, lo observamos en la salida a bolsa de LinkedIn: Las acciones fueron tasadas en US$45 por Morgan Stanley y Merrill Lynch, entre otros; pero cerraron el primer día al doble de ese precio.
En consecuencia, LinkedIn dejó de percibir miles de millones de dólares, al vender sus acciones a la mitad de su valor «real».
¿Los asesores se equivocaron al valorar la empresa? ¿O engañaron a LinkedIn para beneficiar a otros clientes?